martes, 30 de abril de 2013

Lucas



Hace unos meses mi hijo me dijo que le buscara un perro, porque el que tiene “Ingo” ya está muy viejo.
El martes 30 del abril cuando llegué a la casa donde vivo de alquiler me encontré, donde suelo aparcar el coche, un perro pequeño de color negro. Desde que me bajé del coche nos hicimos amigos. Comencé a acariciarlo y me preguntaba que hacía un animal tan bonito, con su collar y cadena amarrado en la orilla de la carretera. Me fui y le pregunté a la vecina, que también hizo amistad con el canino, pero no sabía nada. Telefoneé a un amigo y me comentó que lo indicado era avisar a la policía. Mientras el animal estaba sentado sobre el muro tranquilito.
Cuando fui a casa  de mi hijo a llevarle un poco de arroz le di al perro un poco de comida que llevaba para Ingo. Cuando volví, lo saludé, y al entrar en mi casa fue el primer momento en que comenzó a protestar, más que un ladrido era un lamento. Asé que bajé con un poco de agua y el animal se abalanzó sobre ella.
Como pasaba el tiempo y nadie echaba de menos al perro, llamé a la madre de mi hijo al trabajo y le comenté lo del perro. Ella pasó alrededor de las 15,30 y le encantó el perro. Me dijo que se lo llevara hasta ver si alguien lo reclamaba, ya que no íbamos a dejarlo allí.
Cuando estaba a punto de salir a las 15,45 para el instituto a una reunión de trabajo y llevarme el perro, sentí un coche aparcar al lado de la casa y la voz de señor:
¡¡Hola Lucas…!!
Me asomé a la ventana y le dije al recién llegado (conocido mío): ¿Es tuyo el perro…?

-No. Es de un amigo. Que me acaba de decir que si había visto a Lucas, que se le había escapado….Yo lo vi, esta mañana cuando pasé ahí, pero no lo reconocí…
Y el vecino del Tahiche, se llevó al perro…
¡Chacho…Eso no se hace…! Toda la mañana el perro tirado, y cuando decido recogerlo van y me lo quitan de las manos…(cómo decía la vendedora)…
¡Ta luego Lucas…!